jueves, 30 de marzo de 2017

Historia de un bidón

La lista de artefactos, tecnologías y tácticas que las fuerzas del eje y la Unión Soviética probaron en España es extremadente larga. Algunos de los elementos son bien conocidos: el bombardero medio Heinkel He-111, el bombardero en picado Stuka, los Panzer I, el uso del Flak-18 en tiro tenso y el bombardeo estratégico son algunas de las máquinas y tácticas que los alemanes probaron en la Guerra Civil. Hay otros objetos mucho más banales -pero no por ello menos importantes- que también se emplearon por primera vez en España.

Uno de ellos es el Wehrmachtkanister, el bidón de gasolina militar de 20 litros. No solo es un elemento icónico de la Segunda Guerra Mundial, si no que ha tenido un papel muy importante en este conflicto y su impronta llega hasta la actualidad. Muchos bidones siguen todavía reproducen el diseño del estampado metálico del famoso jerrycan pese a que se fabriquen en plástico. 

 En África los jerrycan son un elemento básico de la cultura material (c) Esther Havens.

Si bien el bidón usado en la guerra mundial se comenzó a producir en 1937, los orígenes del diseño pueden retrotraerse a inicios de los años 30. En esos momentos los ingenieros de la Wehrmacht desarrollan una lata de fabricación rápida y barata (dos láminas de metal estampadas), muy efectivo (porque era perfectamente estanco), fácilmente apilable y robusto. 
 


Los alemanes llevaron a España un número de latas de este tipo para uso de la Legión Cóndor. Algunas de ellas han aparecido recientemente cerca de Barcelona. Nosotros nunca hemos tenido ocasión de encontrarnos estos bidones en nuestras excavaciones de la Guerra Civil. Pero sí en otro lugar.Un lugar bien remoto, por cierto. En nuestras investigaciones arqueológicas en las ruinas del puerto de Bulhar dimos con dos Wehrmachtkanister ¿Dónde rayos está Bulhar, os preguntaréis? ¿Y cómo llegaron a parar allí? 

Ruinas de Bulhar
 
Bulhar se encuentra en la costa de la antigua Somalilandia británica, en la actualidad un país de facto independiente pero no reconocido por la comunidad internacional. La ciudad tiene una historia extremadamente corta: la funda el gobierno otomano de Egipto hacia 1870, en 1884 la ocupa el Imperio Británico y comienza a decaer durante la Primera Guerra Mundial, debido a la competencia con otros puertos, como Djibuti y Adén, y el final de la primera globalización. Para mediados de siglo XX era ya una ciudad fantasmal, en la que la presencia británica se limitaría a un puesto policial y un comisionado. En la actualidad, Bulhar es una impresionante ruina cubierta por las dunas y los espinos, entre los que apenas sobresalen algunos arcos de coral tambaleantes.  

Comienzo de un sondeo en Bulhar
 
Nuestras excavaciones se centraron inicialmente en una serie de edificios relativamente bien conservados en el este de la ciudad. Cual no sería nuestra sorpresa cuando al buscar un sitio para plantear nuestros sondeos dimos con un Wehrmachtkanister. Y luego otro. Y no unos Kanister cualquiera, sino latas empleadas por el Afrika Korps, nada menos: así lo revelaban los restos de camuflaje color arena (Sandgelb) todavía conservada. Aunque no sabemos a ciencia cierta como fueron a parar a Bulhar, podemos imaginárnoslo. 

Uno de los jerrycans de Bulhar


La Somalilandia británica fue conquistada por los italianos, que ocupaban la vecina Etiopía, en agosto de 1940. Fue la única victoria militar relevante de las tropas de Mussolini en el Cuerno de África. No es que fuera una gran hazaña, dado que este pedazo de desierto apenas se encontraba defendido por los británicos, que tenían cosas mejores que hacer (como evitar la invasión de su país por los alemanes). El caso es que la ocupación fascista duró poco. El Reino Unido la recuperaró en tres semanas, entre marzo y abril de 1941. Somalilandia se convirtió inicialmente en zona de tránsito para los prisioneros provenientes de la campaña de Abisinia y posteriormente en destino definitivo para muchos de ellos. La región se convirtió así, de la noche a la mañana, en un lugar habitado por decenas de miles de extranjeros -prisioneros, guardianes y administradores militares. Algunos de los presos italianos se emplearon en construir carreteras en los lugares más inaccesibles de la colonia. 

Evidentemente, la nueva población de Somalilandia necesitaba suministros: comida, combustible y armas. Y los británicos, enfrascados en una guerra mundial, no disponían de muchos medios. Sin embargo, las victorias aliadas en el norte de África entre 1942 y 1943 pusieron en sus manos gran cantidad de militar material y de otro tipo. Entre ellos, los preciados jerrycans ("latas boches"). Preciados porque eran de una calidad muy superior a los equivalente aliados, que se apresuraron a copiarlas. Somalilandia estaba relativamente bien comunicada con el norte de África por el Mar Rojo y el Canal de Suez, así que es comprensible que allí fueran a parar muchos materiales capturados al Afrika Korps y sus socios fascistas. 



La mayor parte de los habitantes de Bulhar ya no necesitan latas de combustible. Son pastores nómadas que llevan a pacer sus camellos y cabras entre las ruinas. Los Wehrmachtkanister son un arfefacto arqueológico y futurista al mismo tiempo. Un cuerpo extraño en la ciudad abandonada en el desierto.

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